lunes

LO QUE ALGUNOS ESCRIBEN

 

Reprodúzco el artículo que aparece en un diario de Sevilla con motivo del maratón.

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Aunque servidor se cree todo y no desconfía de lo que pueda ocurrir en estos tiempos de blandiblú social, tuvo que preguntar dos veces y luego pellizcarse. ¿Cómo? ¿Que hay que pagar por correr por las calles? Así es. Todo el que quiera participar en la maratón Zurich Sevilla  o Madrid Mercedes Benz o Paris Vodafone o Nueva York Microsoft o Moratilla de los Meleros Torreznos de Castilla la Mancha, apoquina. Uno, que es más tonto que el que negocia ser presidente con 90 diputados, confiaba inocentemente que era al revés. Que si te ponías una camiseta con su propaganda, calzabas sus botas, sus calzonas, su gorra, su pañuelito de marca, salías en su televisión, le hacías publicidad gratuita a tu ciudad y bebías sus zarzaparrillas, te daban una recompensa. No para tirar cohetes, pero yo que sé, un par de eurillos, la ” t-shirt”, que dicen los políglotas, el billete del metro para la ocasión, un bocadillo de jamón y una cerveza, como cuando donas sangre desinteresadamente. Qué va. El que paga es el que corre. Y a mayor tontería de maratón, más pasta. Hasta trescientos euracos por huir V Avenida abajo como si te persiguiera un atracador a mano armada. Lo nunca visto, oiga. Aquí, que comprar un periódico es un acto de valentía, un libro una heroicidad, un cedé es de gilipollas, nadie rechista y paga. Por sufrir, claro. Porque si correr no se cuántos kilómetros sin parar es muy sano, que vengan los viejos con cientos de años cumplidos y nos digan por qué ciudades han pagado ellos para esta memez. Ni uno. El que más daba paseos con su amada o amado cogiditos de las manos.
Es por el seguro por el que se desembolsa, me comentan. Ah, ya. Como Franco era tan facha y malo, porque fue el dictador el que inventó la Seguridad Social, excluyó los esguinces de pierna si practicabas un maratón. Vamos, que ni te atienden ni te dan de baja en el SAS (la continuidad del régimen), si vas allí en calzonas con el pie doblado de la maratón. Tequieiyá pendejo. A otro memo con ese cuento. Se paga porque hay culto al cuerpo y todavía no te puedes bajar por internet el falso dorsal del evento y una simulación “on line” de que estuvistes corriendo como un energúmeno el día que te tocaba descansar. Eso sí, si alguien un día te mete prisa en el trabajo, le miras de soslayo y te acuerdas de toda su parentela. Corran, corran, que mañana ya puede ser tarde y tenemos nuevo Gobierno. De progreso, claro. Porque aquí todo es progresar. Aunque no haya metas. Seré imbécil. Le diré a mi dentista que si quiere que vaya a su consulta para hacerme daño me tiene que dar algo de dinero. ¿O no?
Sin comentarios.

1 comentario:

paco dijo...

Como bien dices "no coment" y como dijo El Gallo sobre Ortega y Gasset..."hay gente pa to" Un saludico.